Vida Cristiana

La Navidad y la Libertad en Cristo: Glorificar a Dios con Acciones de Amor

Por: Redacción DCP

La celebración de la Navidad ha sido un tema de debate entre cristianos a lo largo de los siglos. Algunos han cuestionado su origen y validez como una festividad cristiana debido a sus posibles raíces paganas, mientras que otros la han defendido como una oportunidad para reflexionar sobre el nacimiento de Cristo. En este artículo exploraremos la libertad que tenemos en Cristo para celebrar la Navidad, cómo dicha libertad debe estar sujeta a la glorificación de Dios y cómo esta festividad puede ser una oportunidad para manifestar nuestra fe a través de acciones concretas de amor y justicia.

  1. Libertad cristiana y la celebración de la Navidad

La libertad cristiana es un principio fundamental del Evangelio. Pablo escribe en Colosenses 2:16-17:
«Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo; todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.»

Este texto enfatiza que los creyentes ya no están sujetos a regulaciones legales sobre días festivos u observancias específicas. Nuestra libertad en Cristo nos permite participar o abstenernos de ciertas celebraciones, siempre que nuestra conciencia esté limpia delante de Dios. Sin embargo, esta libertad no es una licencia para la indiferencia espiritual ni para satisfacer los deseos egoístas del corazón, sino una herramienta para glorificar a Dios en todo lo que hacemos (1 Corintios 10:31).

Celebrar la Navidad como un recuerdo del nacimiento de Cristo es válido siempre y cuando la motivación principal sea exaltar al Salvador y no sucumbir a las presiones culturales del materialismo y el consumismo que suelen dominar esta época.

Para el creyente, toda época del año es Navidad en un sentido espiritual, porque cada día celebramos a Jesús, su encarnación, muerte y resurrección. Sin embargo, dedicar un tiempo específico para recordar su nacimiento puede ser una oportunidad especial para proclamar el Evangelio y reflexionar sobre la gracia de Dios manifestada en Cristo.

  1. Navidad: Una oportunidad para glorificar a Cristo

Aunque la Escritura no ordena explícitamente la celebración del nacimiento de Cristo, los evangelios dan un testimonio glorioso de su encarnación. Lucas 2:10-14 narra cómo los ángeles celebraron este evento proclamando:
«Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.»

Siguiendo este ejemplo, la Navidad puede ser una ocasión para glorificar a Dios por su gracia manifestada en la encarnación de su Hijo. La pregunta clave es: ¿Cómo glorificamos a Cristo en nuestra celebración?

Evitar el egoísmo y el consumismo

La cultura moderna ha transformado la Navidad en un periodo de consumismo extremo. Las campañas publicitarias nos invitan a gastar excesivamente en regalos y a centrar nuestra atención en el entretenimiento, dejando de lado el verdadero significado de la festividad. Para los creyentes, esto es una trampa peligrosa, ya que Jesús mismo nos advierte contra el materialismo:
«Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.» (Lucas 12:15).

En lugar de centrarnos en la adquisición de bienes materiales, debemos redirigir nuestra atención hacia la generosidad y la compasión, siguiendo el ejemplo de Cristo, quien vino no para ser servido, sino para servir (Mateo 20:28).

Prácticas que glorifican a Cristo en Navidad

  1. Ayuda a los pobres: La Escritura nos llama a recordar a los necesitados. Proverbios 19:17 dice:
    «A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.»

En Navidad, una forma concreta de glorificar a Cristo es dedicando recursos y tiempo a ayudar a quienes viven en pobreza. Esto puede incluir preparar canastas de alimentos, donar a organizaciones benéficas cristianas o participar en actividades de servicio comunitario.

  1. Generosidad hacia los demás: Ser generoso no se limita a dar bienes materiales. Incluye el dar tiempo, atención y palabras de consuelo. 2 Corintios 9:7 nos recuerda:
    «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.»

La generosidad refleja el carácter de Cristo, quien dio su vida por nosotros.

  1. Consuelo al sufriente: Durante la Navidad, muchas personas enfrentan soledad, pérdida o depresión. Como cristianos, estamos llamados a ser instrumentos de consuelo y esperanza. 2 Corintios 1:3-4 dice que Dios nos consuela en nuestras tribulaciones para que podamos consolar a otros con el mismo consuelo que hemos recibido.
  1. Navidad y el ejemplo de Cristo

El mensaje central de la Navidad es la encarnación de Cristo, el Hijo de Dios, quien se humilló al hacerse hombre para salvarnos. Filipenses 2:5-8 describe esta humildad:
«Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.»

La humildad de Cristo es un modelo para nuestra vida diaria y para nuestra celebración de la Navidad. Esto significa abandonar actitudes de orgullo, egoísmo o superioridad, y adoptar un corazón humilde que busque servir a los demás.

  1. Navidad: Reflexión y acción

La verdadera celebración de la Navidad debe ir más allá de las palabras y los rituales. Santiago nos recuerda que la fe sin obras es muerta (Santiago 2:17). En este contexto, la Navidad puede ser un tiempo para poner en práctica nuestra fe.

  • Reflexionar sobre el Evangelio: Dedicar tiempo a leer y meditar en los relatos del nacimiento de Cristo en los evangelios puede ayudarnos a centrar nuestra mente y corazón en lo esencial.
  • Reuniones familiares centradas en Cristo: Las reuniones navideñas son una oportunidad para compartir el Evangelio con amigos y familiares. Esto puede incluir la lectura de la Biblia, el canto de himnos cristianos y el testimonio personal.
  • Obras de amor: Planificar actividades prácticas para bendecir a otros, como visitar a los enfermos, escribir cartas de ánimo o preparar una comida especial para una familia necesitada.

Conclusión

La libertad que tenemos en Cristo nos permite celebrar la Navidad con gratitud y gozo, siempre y cuando nuestra motivación sea glorificar a Dios y no complacernos en los deseos egoístas o en el consumismo. Más allá de los regalos y las decoraciones, la Navidad nos ofrece una oportunidad para manifestar el amor de Cristo al mundo, especialmente a través de la ayuda a los pobres, la generosidad y el consuelo a los que sufren.

Que este tiempo sea una ocasión para recordar el increíble regalo de la gracia de Dios en Cristo Jesús y para vivir como reflejo de su amor, llevando luz a un mundo en tinieblas. Así como los ángeles proclamaron gloria a Dios en el nacimiento del Salvador, que nuestra celebración también sea un testimonio que exalte a Cristo en todo lo que hacemos.

«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.» (Isaías 9:6).

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