El Cristiano Frente al Consumismo: Una Perspectiva Bíblica en la Época Navideña

Por: Redacción DCP

En una época donde el materialismo ha alcanzado proporciones casi religiosas, días como el Black Friday y la Navidad, la cual debería ser una celebración centrada en el nacimiento de nuestro Salvador, se han convertido en temporadas marcadas por el frenesí consumista. Es común ver que en la época navideña miles de personas llenan centros comerciales y plataformas digitales, buscando regalos y ofertas, en lo que se ha transformado en un ritual de consumo masivo. Como creyentes, es imperativo que examinemos esta realidad a la luz de las Escrituras y desarrollemos una respuesta bíblica ante este fenómeno cultural.

La Raíz del Problema: Una Cosmovisión Materialista

El apóstol Pablo advirtió que «los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición» (1 Timoteo 6:9). Esta advertencia resuena con particular relevancia en nuestra era de consumismo desenfrenado. La Navidad, más que un tiempo de reflexión y gratitud, se ha convertido en un símbolo de una cosmovisión que coloca la adquisición material en el centro de la existencia humana.

La sociedad moderna ha adoptado lo que podríamos llamar una «teología de la prosperidad secular», donde la felicidad y la realización personal se miden por la capacidad de consumo. Esta perspectiva contradice directamente la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo, quien advirtió: «Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee» (Lucas 12:15).

El Consumismo como Idolatría Moderna

Cuando examinamos el fenómeno del consumismo navideño desde una perspectiva bíblica, no podemos evitar ver los paralelos con la idolatría antigua. Así como los israelitas construyeron un becerro de oro en el desierto, el hombre moderno ha erigido templos al consumo en forma de centros comerciales y plataformas de comercio electrónico. La adoración ya no se dirige a estatuas de madera o piedra, sino a las últimas tendencias tecnológicas y los regalos más populares.

El profeta Isaías escribió sobre aquellos que «adoran la obra de sus manos, lo que fabricaron sus dedos» (Isaías 2:8). ¿No es esto precisamente lo que observamos en la veneración moderna de los bienes materiales? Las compras compulsivas, el endeudamiento por regalos, y el afán por cumplir con las expectativas sociales son manifestaciones contemporáneas de esta antigua forma de idolatría.

La Respuesta Bíblica al Consumismo

El antídoto bíblico para el consumismo comienza con el contentamiento en Cristo. Pablo escribió: «He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación» (Filipenses 4:11). Este contentamiento no es una resignación pasiva, sino una profunda satisfacción que surge de reconocer que en Cristo tenemos «todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad» (2 Pedro 1:3).

La Biblia no condena la celebración ni la posesión de bienes materiales, pero nos llama a ser mayordomos sabios de los recursos que Dios nos ha confiado. Las compras navideñas deben evaluarse bajo la luz de la mayordomía cristiana. Debemos preguntarnos si nuestras decisiones reflejan necesidades reales y gratitud a Dios, o si están impulsadas por el deseo de cumplir expectativas sociales o satisfacer anhelos insatisfechos de nuestro corazón.

Jesús nos instruyó a «buscar primeramente el reino de Dios y su justicia» (Mateo 6:33). Esta instrucción fundamental debe permear cada decisión, evaluando su impacto en nuestra vida espiritual y en el avance del Reino de Dios. Aclaramos que el problema no está en las compras en sí mismas, sino en el corazón con el que se hacen. Cuando buscamos en ellas la felicidad o seguridad que solo el Señor puede dar, corremos el riesgo de alejarnos de Él.

Viviendo la Verdad en un Mundo Consumista

Como creyentes, estamos llamados a ejercer discernimiento espiritual en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo nuestros hábitos de consumo. Esto significa examinar cuidadosamente nuestras motivaciones antes de realizar compras, aprender a distinguir entre necesidades reales y deseos superfluos, y considerar seriamente el impacto de nuestras decisiones en nuestro testimonio cristiano.

En lugar de participar en el frenesí consumista, debemos enfocarnos en la generosidad. «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hechos 20:35). Quizás, en lugar de gastar excesivamente en regalos, podríamos invertir en el Reino de Dios, ya sea a través de donaciones, apoyo a obras misioneras, o ayuda a los necesitados.

El estilo de vida cristiano debe caracterizarse por una simplicidad que refleje nuestra ciudadanía celestial. Pablo exhortó: «Teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto» (1 Timoteo 6:8). Esta simplicidad no es pobreza autoimpuesta, sino una liberación de la tiranía del materialismo que nos permite vivir con libertad y contentamiento en Cristo.

Conclusión: Una Perspectiva Equilibrada

Como cristianos, no estamos llamados a un ascetismo radical ni a un rechazo total de las celebraciones navideñas. Sin embargo, debemos mantener una perspectiva bíblica equilibrada que reconozca que «la piedad con contentamiento es gran ganancia» (1 Timoteo 6:6).

La Navidad, como cualquier otra expresión de la cultura consumista, debe ser abordada con sabiduría espiritual y discernimiento bíblico. Que nuestras decisiones reflejen que tenemos un tesoro mayor que cualquier regalo temporal: «porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mateo 6:21).

Que esta temporada sea un testimonio de nuestra verdadera riqueza en Cristo, reflejando nuestra herencia incorruptible y nuestra esperanza en el Salvador cuyo nacimiento celebramos.

En un artículo anterior, exploramos el consumismo durante el Black Friday, puedes leer el artículo aquí

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La cosmovisión bíblica del consumismo: Reflexionando sobre el Black Friday

Por: Redacción DCP

Por naturaleza, el ser humano está inclinado a buscar satisfacción en cosas creadas antes que en el Creador. En nuestra cultura actual, esta tendencia se manifiesta claramente en el consumismo, una mentalidad que glorifica la acumulación de bienes materiales como el camino hacia la felicidad, el estatus y la realización personal. Este problema encuentra su máxima expresión en fenómenos como el Black Friday y la navidad, una celebración global del materialismo. Como cristianos, debemos abordar estas cuestiones desde una cosmovisión bíblica, preguntándonos cómo Dios quiere que vivamos en un mundo saturado de consumismo.

El corazón del problema: la idolatría del materialismo

La Escritura es clara en advertirnos contra la búsqueda de satisfacción en las cosas materiales. Jesús dijo:

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6:19-21).

El consumismo es, en esencia, una forma de idolatría. Coloca las cosas creadas en el lugar que le corresponde solo a Dios. En el marco del Black Friday, esta idolatría se evidencia cuando las personas se endeudan, sacrifican tiempo, paz e incluso relaciones para obtener bienes que prometen satisfacer, pero nunca lo logran.

Pablo también advierte sobre esta trampa al escribir que “la raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10). Este amor no solo se refiere al dinero en sí, sino a lo que este puede comprar. La avaricia, el deseo desordenado por más, es una manifestación de un corazón que ha reemplazado a Dios con la promesa falsa de la autosuficiencia material.

El Black Friday: una oportunidad para reflexionar

El Black Friday, aunque culturalmente neutral, expone el espíritu del consumismo de nuestra era. No es un problema en sí mismo aprovechar descuentos o hacer compras necesarias, pero el Black Friday se ha convertido en un símbolo de la búsqueda desenfrenada de más cosas. Para el creyente, estas fechas representan una oportunidad para reflexionar sobre nuestras prioridades, nuestras motivaciones y nuestra cosmovisión.

En este contexto, debemos plantearnos preguntas fundamentales:

  1. ¿Qué gobierna mi corazón?
    El consumismo no es simplemente una cuestión económica; es una cuestión espiritual. Santiago 4:1-3 nos recuerda que las pasiones desordenadas dentro de nosotros generan conflictos. Cuando el deseo de poseer nos domina, evidencia que hemos colocado algo más alto que la supremacía de Cristo en nuestras vidas.
  2. ¿Estoy administrando mis recursos con sabiduría?
    Todo lo que tenemos proviene de Dios, y somos llamados a ser mayordomos fieles. Esto incluye administrar nuestro dinero de manera que glorifique a Dios y bendiga a otros. Gastar impulsivamente, endeudarse o buscar satisfacción en bienes materiales no refleja el carácter de un siervo fiel (Lucas 16:10-13).
  3. ¿Estoy modelando el contentamiento?
    En Filipenses 4:11-13, Pablo escribe sobre aprender a estar contento en cualquier circunstancia. El Black Friday, y cualquier celebración similar, debe ser una oportunidad para modelar este contentamiento, mostrando que nuestra satisfacción no está en lo que compramos, sino en Cristo.

Un llamado a la transformación de la mente

El apóstol Pablo nos exhorta en Romanos 12:2 a no conformarnos a este mundo, sino a ser transformados por la renovación de nuestro entendimiento. Para enfrentar el consumismo desde una cosmovisión bíblica, necesitamos una transformación de nuestra mente y de nuestras prioridades.

  1. Vivir con un propósito eterno
    Las cosas materiales no son intrínsecamente malas, pero deben ocupar su lugar adecuado en nuestra vida. Cuando Jesús habló de buscar primero el Reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33), nos mostró que la prioridad del creyente es vivir con un propósito eterno, no terrenal.
  2. Cultivar la generosidad
    En lugar de centrarnos en lo que podemos adquirir, debemos reflexionar en cómo podemos dar. Pablo escribe en 2 Corintios 9:6-8 que Dios ama al dador alegre, y que nuestra generosidad es una expresión tangible de nuestra confianza en Su provisión. Además, Efesios 4:28 nos recuerda que trabajar no solo es para nuestro sustento personal, sino también para tener con qué ayudar a quienes están en necesidad: «El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.»
  3. Practicar la gratitud
    El consumismo se alimenta de una mentalidad de escasez: la creencia de que siempre necesitamos más para ser felices. Pero el creyente, lleno de gratitud por lo que Dios ha provisto, puede decir con Pablo: «Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento» (1 Timoteo 6:6).

Cómo responder al Black Friday como cristianos

Entonces, ¿cómo debe el creyente afrontar celebraciones como el Black Friday dentro de un marco bíblico correcto?

  1. Evaluar nuestras motivaciones
    Antes de participar, debemos preguntarnos: ¿Estoy comprando esto por necesidad o por deseo desordenado? ¿Estoy siendo influenciado por la presión cultural o guiado por el Espíritu Santo?
  2. Establecer límites sabios
    Es prudente establecer un presupuesto y ceñirse a él. Esto nos ayuda a evitar gastos impulsivos y demuestra que somos responsables con los recursos que Dios nos ha confiado.
  3. Invertir en lo eterno
    En lugar de gastar en exceso en cosas temporales, considera cómo puedes usar este tiempo para bendecir a otros. Tal vez podrías donar a organizaciones cristianas, apoyar a familias necesitadas o invertir en recursos que edifiquen tu fe y la de otros.
  4. Modelar una vida diferente
    En un mundo obsesionado con las cosas materiales, los cristianos tienen la oportunidad de mostrar una forma diferente de vivir. Al priorizar a Cristo, la generosidad y el contentamiento, podemos ser una luz en medio de la oscuridad del consumismo (Mateo 5:16).

Conclusión: Cristo es suficiente

El Black Friday no es más que un reflejo de las prioridades de este mundo caído, pero también es una oportunidad para que los creyentes demuestren que nuestra esperanza y satisfacción no están en las cosas que perecen, sino en Cristo, quien es eterno.

Al enfrentar cualquier tentación hacia el consumismo, recordemos las palabras de Jesús:

“Yo soy el pan de vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed” (Juan 6:35).

Solo Cristo satisface plenamente. Nuestra respuesta al Black Friday, y a cualquier celebración similar, debe reflejar esa verdad. Vivamos de tal manera que el mundo vea que nuestro tesoro está en el cielo, y que nuestra vida apunta a Aquel que nos redimió con Su preciosa sangre.

«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Romanos 12:2). Que esta verdad guíe nuestra conducta, incluso en días como el Black Friday.

El próximo mes hablaremos más sobre el consumismo durante la época navideña.

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El Impacto de la Reforma en la Predicación Bíblica

La Reforma Protestante, uno de los movimientos más determinantes de la historia de la cristiandad, trajo consigo una transformación radical en la vida de la iglesia, afectando especialmente el núcleo de la práctica cristiana: la predicación bíblica. Iniciada por figuras como Martín Lutero, Ulrico Zwinglio y Juan Calvino, este movimiento del siglo XVI buscó una reforma profunda de la iglesia en todos sus aspectos. Al cuestionar las prácticas y doctrinas del catolicismo medieval, los reformadores impulsaron un retorno a las Escrituras como única fuente de autoridad divina, transformando la predicación en un medio poderoso para comunicar la verdad bíblica a cada creyente.

1. El Sola Scriptura: Fundamento para la Predicación

Uno de los principios más decisivos de la Reforma fue el Sola Scriptura, que significa “Solo la Escritura”. En el contexto del siglo XVI, este principio fue una afirmación revolucionaria frente a una iglesia que había acumulado autoridad en la tradición, los concilios y la figura papal. En una época en que el clero y la jerarquía eclesiástica interpretaban las Escrituras a conveniencia, el Sola Scriptura devolvió la centralidad a la Biblia misma, afirmando que es la única fuente inerrante y suficiente de la verdad revelada de Dios. Lutero, Calvino y sus contemporáneos argumentaron que la verdadera autoridad no recaía en el hombre ni en las instituciones, sino en la palabra escrita de Dios.

Esto significaba que la predicación debía someterse enteramente al texto bíblico. En lugar de añadir interpretaciones tradicionales o doctrinas humanas, la labor del predicador consistía en exponer la Escritura de manera que los oyentes comprendieran su mensaje puro y sin adulteración. Esta orientación hacia la Biblia como única regla de fe y práctica marcó un giro hacia la exposición fiel y clara del texto, eliminando las opiniones humanas como fuente de autoridad espiritual.

2. La Centralidad de la Exposición Bíblica

Antes de la Reforma, el sermón ocupaba un lugar marginal en el culto, a menudo siendo eclipsado por los sacramentos, particularmente la misa. La predicación era limitada, a menudo en latín y de manera accesible solo a unos pocos entendidos. El cambio radical traído por los reformadores incluyó la traducción de las Escrituras a las lenguas vernáculas y un énfasis en que cada creyente debía escuchar y comprender el mensaje de Dios en su propio idioma.

Lutero y Calvino defendieron una predicación expositiva que interpretara el significado literal del texto, abordando los contextos históricos y teológicos para extraer el mensaje original. Este enfoque requería una profunda preparación y conocimiento del texto bíblico y, en muchos casos, un regreso a los idiomas originales de las Escrituras: el hebreo y el griego. La predicación expositiva se convirtió así en la esencia del ministerio pastoral reformado. Cada sermón debía extraer la doctrina y la aplicación directamente del texto bíblico, en lugar de estructurarse en torno a temas preconcebidos o tradiciones eclesiásticas.

Este cambio no solo afectó la estructura de la predicación sino también su contenido y propósito. La predicación expositiva tenía como objetivo principal revelar a Cristo y comunicar su obra redentora a través de cada pasaje de las Escrituras, en el Antiguo y el Nuevo Testamento. La Palabra, fielmente expuesta, no solo informaba, sino que también transformaba el corazón de los oyentes, apuntándolos hacia una vida de santidad y obediencia.

3. La Congregación como Receptora Activa de la Palabra

La Reforma también implicó un cambio en la percepción de la congregación. La predicación expositiva tenía un objetivo claro: edificar la iglesia, instruyéndola en la doctrina y exhortándola a una vida conforme al evangelio. Esto marcó un contraste con la iglesia medieval, donde los feligreses eran espectadores pasivos, que debían confiar en las interpretaciones del clero sin posibilidad de una verificación personal.

Los reformadores defendieron que cada creyente debía escuchar, interpretar y aplicar la Palabra de Dios en su propia vida. Calvino enseñaba que la fe en Cristo y el entendimiento de las Escrituras estaban al alcance de todos aquellos en quienes el Espíritu Santo obró, y Lutero afirmó la idea del sacerdocio de todos los creyentes. Esto significaba que el creyente común tenía la capacidad y el derecho de conocer la Palabra de Dios por sí mismo, sin intermediarios.

4. El Ministerio Pastoral como Llamado a la Predicación

El impacto de la Reforma en la predicación también redefinió la función del pastor en la iglesia. A partir de entonces, el predicador ya no era simplemente un administrador de sacramentos, sino un maestro de la Escritura. La predicación expositiva demandaba que el pastor fuera un conocedor profundo de la Biblia, comprometido con la oración y capacitado en una interpretación cuidadosa del texto. Juan Calvino, por ejemplo, dedicaba largas horas a la preparación de sermones, y sus extensas series de predicaciones reflejaban su compromiso con el estudio bíblico sistemático.

Los reformadores comprendían que la predicación es un medio por el cual el Espíritu Santo obra poderosamente en la vida del creyente. De ahí que Calvino, entre otros, afirmara que el púlpito es el “trono de Dios”, pues a través de la predicación, Dios mismo habla a su pueblo. La responsabilidad pastoral se entendía entonces como un ministerio esencialmente vinculado a la Palabra. Todo ministro debía procurar alimentar a su congregación con la Palabra de Dios, conforme a las enseñanzas apostólicas.

5. La Reforma y la Formación Teológica

Dado el énfasis en la exposición bíblica y la precisión doctrinal, la Reforma también impulsó la formación teológica y el establecimiento de instituciones de formación ministerial. Uno de los casos más influyentes fue el de la Academia de Ginebra, fundada por Calvino en 1559, con la visión de entrenar a pastores en la correcta interpretación y enseñanza de las Escrituras. Esta formación teológica rigurosa contribuyó a la expansión de la Reforma en Europa y sentó las bases para el desarrollo de la teología reformada.

La teología y la predicación se entrelazaron de manera inextricable. Los sermones de la Reforma no eran meros discursos de motivación, sino explicaciones teológicas y exegéticas que apuntaban a una comprensión integral de la doctrina cristiana. Esto incluyó temas complejos como la justificación por la fe, la soberanía de Dios y la necesidad de la santificación, expuestos de forma accesible y aplicable. La teología se convirtió en el corazón de la predicación reformada y en el estándar que guiaría la fe y la práctica de la iglesia reformada.

6. La Transformación de la Sociedad a través de la Predicación

Finalmente, la Reforma tuvo un impacto profundo y duradero en la sociedad europea a través de la predicación. Al abrir la Biblia a la audiencia general y exponer su contenido, los reformadores despertaron una conciencia de responsabilidad y virtud en la vida cotidiana. La predicación no solo instaba a la vida espiritual, sino que también abordaba temas éticos y sociales, formando ciudadanos instruidos en los principios de justicia, verdad y servicio.

En ciudades como Ginebra, el sermón dominical influía directamente en la ética pública. Los pastores enseñaban sobre la honestidad en el trabajo, el respeto a la ley y la integridad en el hogar. Así, la predicación reformada se convirtió en un motor de cambio social, promoviendo comunidades centradas en los principios bíblicos, donde el carácter de los ciudadanos reflejara la santidad de Dios en todos los ámbitos de la vida.

Conclusión

El impacto de la Reforma en la predicación bíblica fue profundo y multifacético, estableciendo un modelo de predicación expositiva que devolvió a la iglesia la centralidad de la Escritura. Al mismo tiempo, redefinió el rol del predicador, empoderó al creyente común y promovió una transformación que afectó tanto la vida espiritual como la social de Europa. En el corazón de este movimiento estuvo la convicción de que la Biblia es la voz viva de Dios, y que, al ser proclamada fielmente, tiene el poder de transformar a individuos, iglesias y naciones.

La Reforma, en su esencia, renovó la iglesia a través de la predicación fiel y comprometida con la verdad bíblica. Los ecos de esa reforma siguen resonando hoy, recordándonos que la predicación bíblica no es simplemente un acto de comunicación, sino una proclamación divina que desafía, consuela y fortalece al creyente en su peregrinaje de fe.

¡AL MAESTRO CON CARIÑO!

Por Francisco Vergara

¡Al maestro con cariño! era el nombre de una película antigua (1967), protagonizada por Sidney Poitier, en la que se ponía de manifiesto el respeto por la labor docente ejercida en medio de precariedades y adversidades, pero que con mucho empuje y coraje deja las metodologías tradicionales y adopta otras estrategias creativas para lograr enseñar a una población de un barrio problemático de Londres. Luego han salido muchas otras películas en las que se destacan distintos aspectos de aquellos que se dedican a la formación de las nuevas generaciones. ¿Se acuerdan de alguna de ellas?

Las personas que se dedican a las labores docentes, en los distintos niveles y en las diferentes instituciones educativas, han sido por lo general incomprendidos. Muchas veces han sufrido el menosprecio social por considerarlos profesionales de segunda o tercera categoría, sin tener en cuenta la importancia de su labor. También es cierto que hay algunos que denigran tan noble profesión, pero son los pocos; la gran mayoría se compromete de por vida y sacrificialmente para llevar adelante la tarea, a costa de sus propias aspiraciones.

Muchas veces las iglesias cristianas se han sumado a la falta de consideración de lo que hacen los docentes voluntarios de los esfuerzos dominicales, academias bíblicas o instituciones bíblicas o teológicas, con los distintos grupos etarios y los variados programas de formación. En realidad, en esta ocasión nos gustaría llamar la atención a valorar el servicio que brindan las personas que se dedican a enseñar, y a prepararse cada vez más y mejor, para dar un servicio de calidad.

Encontramos en Mateo 5:1-7:29 la pieza maestra del Gran Maestro; comienza la sección diciendo que usó una situación de campo para enseñar (5:1-2) y termina diciendo que la enseñanza fue extraordinaria, porque lo hacía con autoridad (7:28-29). Pero sabemos cómo terminó la historia, con el pedido de que el Maestro que los había deslumbrado con su enseñanza autoritativa sea crucificado, el pueblo siendo llevado a pedir a la autoridad romana la muerte del Maestro.

Debemos tener una actitud correcta hacia el Gran Maestro, y también hacia los que hoy llevan a cabo tan abnegada tarea. Hay un texto en particular que me llama la atención y me mueve a gratitud con aquellos que me enseñaron en la vida cristiana. Pablo escribiendo a los gálatas los exhorta: El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye (Gá. 6:6). Seamos agradecidos con Dios y con Sus instrumentos que nos enseñan, desafían y estimulan a seguir avanzando en nuestro conocimiento de la Palabra de Dios, para que nuestra vida sea ejemplo vivo, o en la expresión del apóstol: cartas abiertas al mundo, aprovechando la operación del Espíritu a través de quienes nos enseñan la Palabra (2 Co. 3:2-3).

Hay muchos textos bíblicos que nos hablan de los maestros y su importancia en la continuidad del testimonio eclesial (2 Ti. 2:2); de su enorme responsabilidad (Stg. 3:1).

¡Demostremos nuestro cariño a todos los que a pesar de las incomprensiones y dificultades se esfuerzan por ser de inspiración a los estudiantes a su cargo!

¡Que el Señor bendiga a todos los que se han preparado para servirlo en la tarea educativa!

¡Sigamos sirviendo a Dios y a Su pueblo!

La Vocación del Maestro Cristiano: Un Pilar para el Cambio Social

Por: Dr. César Morales C.

La figura del maestro ha sido siempre fundamental en la formación de individuos y sociedades. En el contexto cristiano, esta figura adquiere un significado aún más profundo y trascendental. Un maestro cristiano no solo transmite conocimientos, sino que también encarna valores y principios que pueden transformar vidas y comunidades. Este artículo busca explorar la vocación del maestro cristiano, resaltando su valor indispensable para generar cambios positivos en nuestra sociedad, con un enfoque en el ejemplo de Jesús como maestro y las reflexiones del autor Parker Palmer.

La Vocación del Maestro Cristiano

La vocación de ser maestro en un contexto cristiano va más allá de la mera profesión; es un llamado divino a servir, guiar y educar con amor y paciencia. Un maestro cristiano es un agente de cambio, alguien que inspira y motiva a sus estudiantes a alcanzar su máximo potencial, no solo académico sino también espiritual y moral. La vocación del maestro cristiano se fundamenta en el amor al prójimo, la compasión y el deseo de ver a cada estudiante florecer en todas las áreas de su vida.

Jesús, el Maestro por Excelencia

Jesús de Nazaret es el ejemplo supremo de lo que significa ser un maestro. A través de sus enseñanzas y su vida, mostró cómo un maestro puede influir profundamente en sus seguidores. Jesús enseñaba con autoridad y claridad, utilizando parábolas y ejemplos de la vida cotidiana para hacer comprensibles verdades espirituales profundas. Su método no solo era instructivo sino transformador; sus palabras y acciones motivaban a las personas a reflexionar, cambiar y crecer.

Un aspecto notable de la enseñanza de Jesús era su capacidad para ver el potencial en cada individuo, independientemente de su estatus social o pasado. Esta visión inclusiva y esperanzadora es una cualidad esencial para los maestros cristianos de hoy. Al igual que Jesús, estos maestros están llamados a ver y nutrir el potencial de cada uno de sus estudiantes, reconociendo que todos tienen algo valioso que aportar al mundo.

El Valor Transformador del Maestro Cristiano

En una sociedad en constante cambio y a menudo marcada por la desigualdad y la injusticia, el papel del maestro cristiano es crucial. Los maestros tienen la oportunidad de ser faros de luz y esperanza en sus comunidades. Al educar con una perspectiva cristiana, no solo imparten conocimientos académicos, sino que también forman a sus estudiantes en valores como la justicia, la compasión, la integridad y el respeto.

Parker Palmer, un renombrado autor y educador, subraya en su obra «El Valor de Enseñar» (Courage to Teach, 2007. Jossey-Bass) la importancia de la autenticidad y el compromiso en la vocación docente. Palmer afirma: “Un maestro puede cambiar vidas con la mezcla adecuada de tiza y desafíos”. Esta cita resalta cómo el impacto de un maestro va más allá de los contenidos curriculares; se trata de desafiar a los estudiantes a pensar críticamente, actuar éticamente y vivir con propósito.

Ser un maestro cristiano no está exento de desafíos. Requiere una dedicación constante, una fe inquebrantable y una disposición para enfrentar y superar obstáculos. Los maestros cristianos a menudo deben lidiar con limitaciones de recursos, dificultades personales de los estudiantes y, en algunos casos, un entorno social que no valora adecuadamente la educación. Sin embargo, las recompensas de esta vocación son inmensas. Ver a un estudiante superar sus dificultades, alcanzar sus metas y convertirse en una persona íntegra y compasiva es una satisfacción incomparable. Además, los maestros cristianos saben que su labor tiene un valor eterno; están sembrando semillas que pueden dar frutos durante toda la vida de sus estudiantes y más allá.

Inspiración para las Nuevas Generaciones

Para los jóvenes y adultos que sienten un llamado a la enseñanza, es vital reconocer el impacto profundo y duradero que pueden tener en sus comunidades. La sociedad necesita más maestros que no solo enseñen, sino que también vivan sus valores y principios cristianos, sirviendo como modelos a seguir para sus estudiantes.

La vocación del maestro cristiano es, en última instancia, una misión de amor y servicio. Es una oportunidad para reflejar el amor de Dios a través de la educación y para contribuir al bienestar y la transformación de la sociedad. En un mundo que a menudo parece dividido y desorientado, los maestros cristianos tienen el poder de ser agentes de reconciliación, paz y esperanza.

Un Llamado a la Acción

A todos aquellos que están descubriendo su vocación de maestros, este es un llamado a involucrarse en este ministerio cristiano. Si sientes el llamado a enseñar, no lo ignores. Tu papel como maestro cristiano puede ser una fuente de inspiración y cambio en la vida de tus estudiantes y en tu comunidad. La enseñanza es una noble misión que requiere valentía, dedicación y amor, pero las recompensas son incalculables y eternas.

Otra cita de Parker Palmer nos recuerda que: “Las preguntas existenciales de la vida son las que todos hacen con o sin el beneficio de la repuesta de Dios: ¿Tiene mi vida sentido y propósito? ¿Tengo los dones que el mundo quiere y necesita? ¿A quién y a qué sirvo? Pero nosotros, los cristianos, sí tenemos las respuestas” (Courage to Teach, 2007. Jossey-Bass). Tú puedes ser ese maestro que inspire, desafíe y transforme. Únete a esta noble vocación y contribuye al cambio positivo en nuestra sociedad.

Conclusión

El maestro cristiano es un pilar esencial para el cambio social. A través de su dedicación, amor y fe, pueden inspirar y transformar vidas, siguiendo el ejemplo de Jesús. En la educación cristiana, cada lección es una oportunidad para sembrar valores duraderos y preparar a las futuras generaciones para enfrentar los desafíos del mundo con sabiduría y compasión. Estas son oportunidades para hacer una diferencia real y significativa en la vida de sus estudiantes y, por ende, en la sociedad en general. Que este llamado inspire a muchos a seguir el camino del servicio y la enseñanza, construyendo un futuro mejor para todos.

Sobre el autor

El Dr. César Morales es Licenciado en Teología del Seminario Evangélico de Lima, Licenciado en Educación de la Universidad San Ignacio de Loyola, Magister en Teología de la Universidad Queen’s – Irlanda del Norte y Doctor en Educación de la Universidad BIOLA EE.UU.

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Paz a ustedes

Por: Pepe Mendoza

La Semana Santa siempre nos permite traer a la memoria de una manera más viva la obra monumental de nuestro Señor Jesucristo a nuestro favor. Reflexionar hoy en la muerte y resurrección de Jesucristo es posible a través del testimonio fidedigno que el Señor mismo nos dejó en las páginas del Nuevo Testamento. 

Es indudable que los escritores del Nuevo Testamento, inspirados por el Espíritu Santo, escribieron con pasión sobre unos acontecimientos tan impresionantes, no solo por los sucesos mismos, sino porque eran el cumplimiento de las profecías de la antigüedad, que se convirtieron con justa razón en el centro de su proclamación de las más grandes buenas noticias jamás oídas en favor de la humanidad. El apóstol Juan dijo: «Lo que hemos visto y oído les proclamamos también a ustedes, para que también ustedes tengan comunión con nosotros» (1 Jn 1:3). Es importante destacar que la «comunión» entre nosotros, los cristianos de todas las épocas y lugares, radica en el testimonio común transferido fielmente entre generaciones de que Jesucristo, como lo dice el apóstol Pedro, «… murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu» (1 P 3:18). No une a los cristianos su perfección, moralidad, religiosidad o impecabilidad, sino la misericordia de Dios manifestada en Jesucristo, quien nos salva por gracia y no por nuestras obras. 

Ese testimonio de buenas noticias no solo es para los que todavía no conocen al Señor y su obra, sino que es un recordatorio constante del amor de Dios para los que hemos ya creído, tal como Pablo lo enfatiza al decir:

«Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. Porque difícilmente habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Ro 5:6-8).

Estamos hablando de una obra de amor inconmensurable e incomprensible. Los muertos (repito: ¡muertos!, no inconscientes, débiles o simplemente caídos) en sus delitos y pecados ahora viven (repito: ¡viven” y no con una vida cualquiera, sino con vida ¡eterna!)  por el poder de Aquel que dio su vida por nosotros, ocupando nuestro lugar y muriendo la muerte que merecíamos, para resucitar y darnos la vida eterna que no merecíamos. Esa es la razón por la que Pablo también extiende este inmenso significado para ampliarlo y decir: 

«Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas? […] Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (Ro 8:30-32, 38).

Celebrar la Semana Santa cada año es volver a reafirmar la verdad del amor y la gracia de Dios a nuestro favor que se extiende hasta el punto de reconocer que nuestra vida ha sido radicalmente cambiada en nuestra esencia y en nuestra posición delante de Dios, porque hemos resucitado con Cristo para vivir una vida nueva. Por eso somos llamados a poner «la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con Él en gloria» (Col 3:2-4).

Quise recalcar toda la tremenda realidad espiritual de la culminación de la obra de Jesucristo a nuestro favor para que no dejemos que la conmemoración de un evento de tal magnitud nos encuentre  distraídos con respecto a las dimensiones de esa obra, hasta el punto de que terminemos, como la gran mayoría, simplemente aprovechando el tiempo para escapar unos días de la ciudad, o nos  dejemos llevar por la rutina simplemente para asistir a los eventos especiales que la iglesia prepara para estas fechas sin mucho ánimo y más por cumplir con un deber religioso.

Creo que el peligro de perder de vista la grandiosidad de la obra de Jesucristo también fue compartida por los mismos testigos presenciales. Los sucesos eran tan extraordinarios, tan inusuales, tan sobrenaturales y tan lejos de las expectativas meramente humanas de los discípulos, que ellos terminaron desconcertados. Él testimonio de los cuatro evangelistas no oculta ni soslaya esa realidad inevitable. La muerte del maestro fue un tremendo dolor para ellos y su resurrección fue algo realmente inesperado.

Por eso titulé esta reflexión breve con las palabras que Jesucristo dijo cuando se apareció a los discípulos, quienes, por cierto, Juan nos dice que estaban encerrados en un lugar «por miedo a los judíos» (Jn 20:19). En medio de sus temores, pensamientos contradictorios, tristezas y desesperanza, Jesús se aparece en medio de ellos, sin aviso y de forma sobrenatural, y les dice, «Paz a ustedes». La paz que Jesús afirma se evidencia dramática y claramente al mostrarles en sus manos y en su costado las huellas de su tormento mortal en la cruz. Sin embargo, las heridas que deberían evidenciar su muerte, en ese momento se convierten en la prueba suprema de que la muerte ha sido derrotada y Jesucristo vive para siempre.

No olvidemos al conmemorar esta Semana Santa que, más allá de todo lo que estemos pasando, las pruebas, victorias o los sufrimientos que estemos enfrentando, Jesucristo ha vencido a la muerte (nuestro mayor enemigo), está hoy sentado a la diestra del Padre (con todo poder y autoridad) y nos ha prometido lo siguiente: «Y si me voy y les preparo un lugar, vendré otra vez y los tomaré adonde Yo voy; para que dónde Yo esté, allí estén ustedes también» (Jn 14:3). Es indudable que ahora Jesús ha completado su obra de redención, su amor por nosotros es inalterable y puede decirte a ti y a mí con absoluta propiedad una vez más:

«Paz a ustedes»
(coloca tu nombre_________)

José “Pepe” Mendoza es el Asesor Editorial en Coalición por el Evangelio. Sirvió como pastor asociado en la Iglesia Bautista Internacional, en República Dominicana, y actualmente vive en Lima, Perú. Es profesor en el Instituto Integridad & Sabiduría, colabora con el programa hispano del Southern Baptist Theological Seminary, y también trabaja como editor de libros y recursos cristianos. Está casado con Erika y tienen una hija, Adriana.

Puedes encontrar a José «Pepe» Mendoza en:

Por qué Jesús no bajó de la cruz para evitar Su muerte

Por: Matías Peletay
Fuente: Coalición por el Evangelio

De igual manera, también los principales sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, burlándose de Él, decían: «A otros salvó; a Él mismo no puede salvarse. Rey de Israel es; que baje ahora de la cruz, y creeremos en Él» (Mt 27:41-42).

Cuando Jesús estaba clavado en la cruz, en el momento de Su agonía, los principales sacerdotes y ancianos del pueblo le ofrecieron un trato tentador: si se bajaba de la cruz, es decir, si se liberaba de una manera milagrosa, ellos estarían dispuestos a creer que Él era el Cristo. La propuesta era atractiva, pues significaba evitar el dolor y conseguir que muchas personas creyeran en Él. Pero Jesús decidió quedarse en la cruz.

 

Para entender mejor esta oferta de último momento de parte de los líderes espirituales de Israel, podemos hacer un breve repaso de sus interacciones con Jesús.

Una generación incrédula

Los sacerdotes y líderes del pueblo se veían a sí mismos como los pastores del pueblo de la nación, eran los instructores que guiaban a los demás a través de sus enseñanzas. No estaban del todo equivocados. Pero el deseo de poder y la corrupción del corazón humano habían hecho que estos pastores se desviaran y desviaran al resto del pueblo con ellos. La corrupción de estos líderes espirituales se había acumulado por tanto tiempo que Dios había decidió arrebatarles su posición y pastorear Él mismo a Su rebaño (Ez 34:11-16). Dios mismo sería el pastor que los líderes debían ser, pero que no fueron.

Esta fue una de las promesas que Jesús, el buen pastor, vino a cumplir. Cuando comenzó a enseñar, los oyentes sabían que era distinto a los escribas, sacerdotes y demás líderes (Mr 1:22). Mientras más conocido era Jesús, más despertaba la envidia de los líderes espirituales de la nación. Luego del milagro tremendo de multiplicar los panes, unos fariseos se acercaron a Jesús para discutir con Él. Estos maestros de la ley exigían una señal del cielo (Mr 8:11-13). Actuaban como los jueces de la fe, como los únicos capaces de certificar si este hombre, que decía ser Dios, era realmente un enviado del cielo. Esta actitud arrogante les impedía ver las obras de Jesús a la luz del Antiguo Testamento, para entender que las promesas de Dios se estaban cumpliendo en Él.

Cuando Jesús se dirigió a Jerusalén para llevar a cabo Su plan como el Mesías de Dios, Sus palabras expresaban claramente que este plan incluía ser rechazado por los sacerdotes y principales del pueblo (Mr 8:31-32). En la ciudad de Jerusalén, Jesús fue recibido por la multitud como el rey esperado, una aclamación popular que fácilmente podría haber aumentado el resentimiento de los líderes de la ciudad. ¡Cuánto más luego de que Jesús echó a los mercaderes del templo! El escándalo era público, la autoridad de los sacerdotes y escribas era desafiada y la figura de Jesús crecía.

Por eso los sacerdotes, escribas y ancianos le salieron al encuentro para demandar explicaciones: «¿Con qué autoridad haces estas cosas, o quién te dio autoridad para hacer esto?» (Mr 11:28). Pero Jesús no les respondió. La pregunta solo tenía el propósito de censurar, de castigar y prohibir que Él siguiera enseñando y modificando las costumbres. Los líderes no estaban dispuestos a aprender o a escuchar alguna explicación de parte de Jesús.

Las señales estaban a la vista: los ciegos veían, los cojos andaban, los muertos eran resucitados y el evangelio era anunciado a los pobres (Mt 11:5-6). Las promesas de Dios, escritas por los profetas, se estaban cumpliendo ante los ojos de los escribas y fariseos, pero su corrupción no les permitía verlas. Su deseo de mantener el poder y su orgullo les impedía reconocer las señales. Una generación perversa y adúltera que exigía señales, pero que no era capaz de entender los tiempos acordes a las Escrituras.

Tal era la ceguera de su pecado, que cuando este liderazgo finalmente logró llevar a Jesús a la cruz, seguía pidiéndole señales a este hombre moribundo. Claro que lo hacían para burlarse, como lo hacía el resto de las personas que pasaban por allí, pero aún así se atrevieron a asegurar que ellos estarían dispuestos a creer que Jesús era el Mesías, si demostraba una señal poderosa y se bajaba de la cruz. ¿Puedes imaginarlo? Jesús liberándose de los clavos ante la multitud, recomponiendo Su cuerpo maltratado y castigado hasta el cansancio y revirtiendo todo Su sufrimiento para bajarse sano y sin un rasguño. Esa sí que sería una señal tremenda a ojos humanos.

¿No era esa invitación de los líderes del pueblo una buena oportunidad para demostrar que Jesús era el verdadero Hijo de Dios? ¿No se hubieran convertido los líderes de la nación y tras ellos, el resto del pueblo? A muchos de nosotros nos gustaría pensar que sí, porque es el tipo de señal y manifestación que nos gusta buscar.

Nos puede ayudar recordar la conocida parábola de Lázaro y el hombre rico (Lc 16:19-31), donde Jesús contó que el personaje rico aseguraba que si alguien de entre los muertos se levantaba y anunciaba la verdad a sus familiares, entonces se arrepentirían y serían salvos. Parece lógico. ¿Quién no creería si ve a un muerto resucitar para transmitirle un mensaje? Pero la respuesta de Abraham en la parábola fue: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán si alguien se levanta de entre los muertos» (v. 31). Si no creen por el testimonio de las Escrituras, la Palabra de Dios, no creerán, aunque se levanten los muertos delante de sus propios ojos. Otro Lázaro, el amigo de Jesús, fue resucitado ante la vista de muchos, pero no todos los testigos creyeron (Jn 11:45-46).

Esto mismo podríamos decir de los principales sacerdotes y escribas que miraban a Cristo en la cruz. Aunque Jesús se hubiera bajado en una manifestación de poder ante sus ojos, sus corazones habrían seguido endurecidos. ¿Cuántos milagros había hecho Jesús antes y no fueron suficientes para sus pretensiones? Los mismos líderes lo reconocieron: «a otros salvó». Sabían muy bien que Jesús era capaz de hacer cosas extraordinarias, por eso se burlaban de Su condición dolorosa y aparentemente derrotada mientras estaba clavado en el madero.

Se quedó en la cruz

Por más tentadora que parecía la oferta en términos humanos, el plan eterno de Dios era diferente. Jesús es el cordero preparado desde antes de la fundación del mundo para pagar el precio de nuestro rescate (1 P 1:18-20). La muerte de Jesús era necesaria para nuestra salvación. La crucifixión parecía una escena de derrota, pero en realidad era el triunfo de Cristo sobre el pecado de Su pueblo. Jesús estaba destruyendo la condena que pendía sobre nuestras cabezas (Col 2:14) y, en Su mismo cuerpo, borró nuestra enemistad con Dios (Ef 2:16).

Quedarse en la cruz fue la verdadera victoria, la verdadera manifestación de poder. Para mentes humanas nubladas por el pecado, Jesús era un abatido, un pobre hombre derrotado e incapaz de evitar su muerte. Un herido por Dios. Pero nada estaba más lejos de la verdad, pues Él estaba llevando nuestras enfermedades y sufriendo nuestros dolores, para que todo aquel que cree en Él tenga vida eterna (Jn 3:16).

En nuestra mirada humana, limitada y egoísta, hubiéramos pensado que bajarse de la cruz podría haber sido la mejor opción. Una demostración tan potente y pública podría haber convencido a muchos. Pero Jesús, conociendo el plan eterno del Padre, puso Sus ojos en los frutos de Su aflicción (Heb 12:2). El amor a Su pueblo lo mantuvo en la cruz; miró al resultado y a los beneficiarios de Su muerte y, entonces, soportó las burlas, el desprecio y la muerte. Se quedó en la cruz no por falta de poder, sino por el poder de Su amor.

Al final, morir por amor era el paso previo y necesario para resucitar con poder, y de esa manera consumar la redención de los Suyos.

Nuestros ojos lo vieron

Ninguno de los testigos de Su muerte pudo discernir lo que realmente estaba sucediendo. Ni los burladores que pasaban, ni los sacerdotes y escribas que le injuriaban con arrogancia, ni Sus discípulos que huyeron, ni las mujeres que le lloraron. Fue la gloria del Cristo resucitado lo que convenció a Sus discípulos de su fe y lo que les permitió entender el verdadero sentido y significado de la cruz.

Pero ¿cómo convencer a aquellos que no pueden ver con sus ojos físicos a Jesús resucitado? La respuesta está en lo que Abraham le dijo al hombre rico en la parábola que Jesús relató: «a Moisés y a los profetas tienen». El Espíritu de Dios nos muestra la gloria de Cristo en las Escrituras, en Moisés y en los profetas. Es imposible entender, ver y conocer el significado de la cruz fuera de las Escrituras y sin la ayuda del Espíritu Santo. Gracias a la iluminación del Espíritu, podemos entender cuál fue el poder que actuó en la resurrección y coronación de Jesús, y que ahora vive en nosotros si hemos aceptado la redención por la fe (Ef 1:18-19).

Al conmemorar el día de la muerte de Jesús, nosotros vemos mucho más que una cruz de dolor, como solo veían aquellos líderes espirituales de Israel. Nosotros vemos la gloria de Cristo, Su triunfo sobre el pecado y el precio de nuestro rescate.

Los sacerdotes y ancianos, ciegos en su arrogancia, se burlaron del Salvador en Su sufrimiento. Pero cuando escucharon la predicación del evangelio y el Espíritu actuó por la Palabra, muchos judíos fueron convencidos de sus pecados y respondieron con arrepentimiento y fe (Hch 2:37-39). Gracias a la predicación y al testimonio de la iglesia de Jerusalén, incluso muchos sacerdotes vinieron a la fe (Hch 6:7). Tal vez muchos de ellos habían contemplado a Cristo en la cruz y menearon la cabeza, algunos en forma de burla y otros con decepción. Tal vez se convirtió alguno de aquellos que gritaron con soberbia: «que baje ahora de la cruz, y creeremos en Él».

Jesús no se bajó de la cruz, sino que se quedó por amor hasta que Su obra fue consumada (Jn 19:30), y por eso muchos sacerdotes después pudieron creer. De la misma manera nosotros creemos en Dios y hemos recibido Su perdón, porque Cristo no se bajó de la cruz, sino que se quedó allí por amor.

Sobre el autor

Matías Peletay sirve como editor en Coalición por el Evangelio. Vive en Cachi (Salta, Argentina) con su esposa Ivana y su hija Abigail, y juntos sirven como misioneros de la Iglesia Bíblica Bautista Crecer. Puedes escucharlo en el podcast Bosquejos y seguirlo en Twitter.

Retorno seguro, tarea por emprender

Por: Jose Guillermo García Martines

Se avecinan días de clases. Pronto, en algunas semanas más se producirá en algunos de nuestros países, el retorno de los infantes, de adolescentes, de los “profes” y de los padres y madres a la escuela; a los horarios, reglamentos, reuniones y demás responsabilidades que ello conlleva. 

El retorno a las aulas, marca el inicio de un nuevo periodo escolar que está pleno de emociones por parte de los estudiantes que van a un grado nuevo, nuevas amistades posiblemente, así como, deberes importantes como aprobar el año de estudios.  Por parte de los padres, también hay grandes emociones, “mis niños, niñas ya vuelven a su segundo hogar, aprenderán mucho” pero estas se mezclan con preocupaciones … la lonchera, los útiles, el uniforme, la matrícula, y cuantas otras cosas rodean al reinicio de convivencia escolar. Por su lado, los maestros, vienen con sus reflexiones, sus desafíos, sus compromisos, expectativas y sueños,  de que este año escolar será mejor que el anterior. 

Volver a las aulas, nos permite apreciar diversas formas de enfrentar el momento, para algunos es el momento de volver a la rutina de actividades ya repetidas en los años de labores, para otros, será el tiempo del reencuentro, del intercambio de experiencias vacacionales, de momentos vividos intensamente.

Continuaré este artículo, enfocándome en la labor del docente. En el artista, el estratega, el mentor, el facilitador de experiencias de aprendizaje; el consejero, mi coach, mi amigo!; en aquella persona, que desde semanas antes de este momento de reinicio, ya empezó el año escolar. Después de la algarabía de las celebraciones navideñas, del inicio de un venturoso año nuevo y algunos días de recreación con sus familiares; de pronto, ya se inscribió en un nuevo curso de capacitación, para implementar nuevas estrategias de enseñanza en su desempeño en el aula; asimismo, ya se recorrió las tiendas y mercados donde se promueven los materiales para enseñar; volvió a casa con muchas ideas, con cartulinas, papeles de colores, tijeras y demás insumos para… preparar sus  materiales didácticos y por último, pero no por ello menos importante, ha visitado la librería, buscado libros con valores, mejor de índole cristiana y con grandes verdades para encantar a sus peques y joviales adolescentes.

Los maestros, las maestras que tienen una cosmovisión cristiana, que saben que desarrollan una labor para la eternidad, no pueden pensar en todas estas actividades si no han conversado con su creador, sino han revisado una y otra vez los consejos sabios de las Sagradas Escrituras para relacionarlas con sus materias escolares, si no han empleado una parte de su tiempo en alabarle y agradecerle por sus misericordias y maravillas, por su escuela, por sus estudiantes, sino están comprometidos con un curso bíblico y pasando la experiencia de ser alumnos.

Hermanas maestras y hermanos maestros, para un retorno a clases y “colocar nuevamente nuestras manos en el arado de Dios, en la escuela” (Luc.9:6) debemos tener presente algunos propósitos importantes:

    1. Debe tener una cosmovisión bíblica muy clara y entendible para compartir y desarrollar esa misma en sus alumnos. Salmo 78- Contémosles las maravillas de la creación de Dios para que conozcan su verdad y guarden sus mandamientos. Enseñemos el propósito de la muerte de Jesús en la cruz, demos a conocer la misericordia de Dios al proveernos a Jesús como nuestro Salvador y Señor. 
    2. Debemos prepararnos bien, para hacer bien nuestro trabajo. Colosenses 3:23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Un docente debe conocer nuevas formas de enseñar, de evaluar los aprendizajes, desarrollar habilidades para motivar, interrogar; ser un modelo de constancia, resiliencia. Emplear las nuevas tecnologías para presentar mejor su mensaje, etc.  No olvidemos somos modelos ante los ojos de padres e hijos. Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 2Co. 3:2 
    3. No nos conformemos con lo que encontramos en este mundo, renovemos nuestra enseñanza con principios de la Palabra de Dios, permitamos que Dios nos transforme y comprobemos su agradable y perfecta voluntad. Romanos 12:2  Este pasaje nos refiere el consejo de Pablo a los recientes  hermanos romanos, les hace ver que la violencia, la inmoralidad, la adoración a otros dioses, la liberalidad en su pensamiento dominaba en esa región en esos pobladores; pero, ahora que conocían a Cristo, que le seguían era imprescindible abandonar esas prácticas y renovarse en su pensar, en su actuar y aun en su hablar que Jesús les había enseñado. De la misma manera maestro, maestra, desechemos la ideología que trastoca lo establecido por Dios como por ejemplo, la familia, constituida por papá, mamá e hijos; no hay otra forma; o también, la idea de que debemos agradecer a la “madre tierra” o en relación al nacimiento de Jesús, papa Noel es el abuelito de la navidad y otros casos mas…Colegas tenemos mucho que enseñar, estudiemos a fondo las Sagradas Escrituras. 
    4. Preparemos actividades, en el tiempo inicial del retorno, de poder conocer a nuestros alumnos. Dios nos ha creado únicos e irrepetibles, con talentos valiosos que podemos usar para servir a Dios y a nuestro prójimo. Por ello cada maestro debe conocer a sus alumnos, que características tienen y cuáles son sus necesidades para formarlos debidamente. Nuestros alumnos tienen, como nosotros los adultos, estilos y ritmos de aprendizajes, lo que hace necesario que generemos ambientes, estrategias, enfoques metodológicos que les permitan desarrollar sus destrezas y habilidades y lleguen a ser capaces y competentes. Un hábil carpintero emplea la madera recta para hacer varas, la madera curva para hacer ruedas. Las que son largas, para hacer vigas y postes. Asimismo un hábil profesor, sabe encontrar en cada alumno una vida creada para alabar y servir a Dios, desarrollemos su potencial y serán de gran bendición para nuestra sociedad. 
    5. Recordemos tres principios importantes para el nuevo año escolar: Recibamos la instrucción de la Palabra para enseñar; laboremos conscientes del actuar del ES en nuestras vidas y tengamos a la oración como la herramienta para conversar con nuestro amado Señor y equiparnos con estrategias, innovaciones y gozo de enseñar

Finalmente, les comparto la respuesta a una pregunta que manifestó el Pastor y también director de una escuela cristiana en República Dominicana, Lester Flaquer, en una entrevista ¿Qué consejos daría a un profesor que desea ser fiel a su vocación en medio de una cultura secularizada? El dijo: El consejo más importante sería éste: compra la verdad y no la vendas, tal como nos enseña el evangelio… 

La respuesta es desafiante para cada maestro, Estamos en un mundo que no está simplemente secularizado, sino que además es agresivo con sus posturas. 

Debemos desarrollar en nuestros estudiantes una mente muy clara, respecto a lo Dios llama bueno y malo. Estamos rodeados de eventos, invitaciones y practicas seculares muy atractivas pero que niegan y desconocen al Creador, y muchos de nuestros estudiantes que no tienen argumentos sólidos para decir que NO a estas, caen rendidos, atraídos cual mosca en la telaraña, de una serie de mentiras que el mundo cree y hasta defiende.  1 Pedro 1:14, 15

 Reitero…colegas, tenemos mucho que formar, educar en las vidas de nuestra “manada pequeña” que nos ha dado Dios en nuestra aula. Luc. 12:32

Un abrazo

José Guillermo García Martínez

Maestro cristiano desde la niñez
Docente de Secundaria: Área Comunicación
Ex director del Colegio San Andrés
Ex director del Elim, Centro de Lima

AMOR REAL O ATRACCIÓN FATAL

Por: Carlos Mesones y Abby Arrué

1. HISTORIAS FATALES, Y MÁS DIVORCIOS

A lo largo de la vida de mi esposa y de la mía, hemos visto diferentes historias que reflejan como los jóvenes viven en sus relaciones amorosas, en sus veintes y en sus treintas; y hay síntomas que se notan cuando una relación no va bien.

Lo que podemos identificar en esas historias son 3 síntomas de atracción fatal:

  • CARNAL, es decir relaciones basadas en la atracción física y sexual
    • Cuando la Biblia habla de pasiones sensuales describe justamente lo carnal; como dice un autor : “la pasión es la caricatura del amor, se parece mucho al amor, pero no tiene su potencial, no tiene el poder de construir una relación duradera y significativa, que permita a la pareja experimentar un profundo sentido de realización personal.”
  • OCULTO, con inseguridades y desafiando todo código de ética.
    • Hay quienes salen a conversar inicialmente y luego se besan, elevando el tono fuerte en las conversaciones, pero acuerdan no admitir que salen para evitar sospechas. Se llaman «mi amor» por WhatsApp o celular, pero siguen manteniéndolo en secreto y eventualmente lo niegan. Esto puede ser debido a inseguridad, vergüenza de la pareja, inmadurez o falta de fe. Génesis 20:1-18
  • TÓXICO, haciéndose daño progresivo al punto de romper un compromiso
    • Las relaciones tóxicas son aquellas en las que una de las partes, o ambas,se ven afectadas por la conducta y/o actitudes del otro. Lo tóxico busca destruir a la persona. Juan 10:10

Y muchas veces en las historias de la iglesia hay un síntoma más:

  • RELIGIOSIDAD, afán por ser bíblico, pero los demás ven falta de frutos.

Para que un árbol esté seco es porque la raíz está seca, por eso siempre la raíz de una atracción fatal será nuestra sequedad espiritual. En algunos casos hay heridas del alma no sanadas que contribuye como terreno infértil a que no prosperen relaciones sanas. Pero, sin duda siempre el problema central será la ausencia de Dios en una pareja.

Es muy cierto que hoy en día hay una presión mediática sobre los jóvenes y sobre todo en los jóvenes profesionales a tener una pareja estable y casarse, como si fuera parte de un ciclo que hay que cumplir socialmente, y a veces ante la presión se toman decisiones inmaduras sobre el empezar una relación sentimental e incluso dar el paso del matrimonio sin pensar realmente si eso tiene futuro o no.

Las estadísticas de Lima metropolitana nos dicen que la mayoría de las chicas se casan entre los 25 y 29 años de edad y la mayoría de los chicos se casan entre los 30 a 34. Pero recuerda que tu vida es personal, y debes confiar en los planes de Dios y no tratará de perseguir lo que todo el mundo que no lo conoce persigue.

Justamente porque muchos jóvenes no maduros y sin Cristo se casan, sin mayor propósito, es que en los últimos 5 años el ratio de divorcios ha pasado de 30% a 38%.

La tendencia nacional es 2 divorcios por cada 5 matrimonios, y en Europa ya es 3.

El divorcio = matrimonio inmaduro (personas inmaduras, afectadas por divorcios).

2. ETAPAS DE RELACIÓN BAJO ÉTICA CRISTIANA

La vida cristiana es una vida de procesos. Y en el ámbito sentimental, aunque no hay reglas rígidas, hay consejo bíblico para ir por etapas, y evitar un daño emocional en el camino. Por eso las etapas aconsejables, en una relación sentimental, son: amistad, enamoramiento, noviazgo, y matrimonio. Como bien dice ese dicho entre pastores: “amistades largas, noviazgos cortos, matrimonios para toda la vida”. Al mismo tiempo la vida cristiana es como un iceberg, donde importa tanto lo que se ve como lo que está debajo de lo visible, pues allí es donde ocurren pasiones desbordadas como el sexting, pornografía, entre otras, de las cuales solo el Señor puede liberarnos si lo dejamos tomar el control de nuestra vida y nuestras relaciones.

3. SANSÓN: SOLO ATRACCIÓN FATAL

La historia de Sansón curiosamente empieza con la historia de sus padres, quienes adoraron genuinamente Dios. Sansón recibió un buen ejemplo, pero eso no implica que tomemos buenas decisiones. Jueces 13:8-22

Sin embargo, luego vemos en la historia de Sansón que fue movido más por sus pasiones y emociones, que por la fe que tenían sus padres.

Hoy en día, justamente, parte del problema con la idea del «enamoramiento», es la distorsión que el mundo hace respecto a lo que es el amor. A menudo sería más exacto decir que aquellos que se «enamoran», en realidad «caen en la lujuria» o «caen en el encaprichamiento» o «caen en la co-dependencia».

La historia nos lleva al capítulo 14 de Jueces. El texto dice:

Sansón fue al pueblo de Timná, y al ver a una joven filistea se enamoró de ellaCuando volvió, le dijo a sus padres:

—He visto en Timná a una joven filistea, y quiero casarme con ella. Hagan ustedes los arreglos necesarios para la boda.

Sus padres, entonces, le preguntaron:

—¿Por qué tienes que elegir como esposa a una mujer de esos filisteos, que no conocen a Dios? ….

Pero Sansón insistió:

Esa muchacha es la que me gusta. Vayan a pedirla para que sea mi esposa.

¿Quién le puso el pare? ¿Y hoy quién le pone el pare a jóvenes encaprichados?

Padres, mentores y líderes deben ser consientes de su responsabilidad como iglesia. Como amigos sean sinceros cuando vean algo mal, y díganselo a quien lo necesite.

Enamorarse fuera de Dios… es solo carnal, sensual

Sansón se había acostumbrado a complacer sus caprichos, a mentir, y creía que todo eso nunca tendría consecuencias. Caía en relaciones tóxicas, como vemos en sus 2 relaciones más detalladas, sin considerar que tuvo sexo con una prostituta.

Sansón tuvo una prometida, y ella le estuvo llorando durante toda una semana, en una dinámica súper tóxica, para obtener información. ¿Qué curioso que la biblia ya nos hable de estos temas aún en medio de quienes Dios escoge con planes divinos no?

El chantaje emocional es tóxico… siempre.

En el capítulo 15 vemos hazañas de Sansón, y al mismo tiempo se nos dice que “Durante veinte años, Sansón fue jefe de los israelitas”. Pero, aunque habían pasado 2 décadas, el corazón de Sansón no había madurado, por eso un día “vio a una prostituta, y entró a su casa para pasar la noche.”

Tiempo después el relato nos muestra la dinámica tóxica en la que cayó con Dalila:

16: 4 Después Sansón se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sorec.

—¿Cómo puedes decir que me amas, si me sigues engañando? …todavía no me dices cuál es el secreto de tu gran fuerza!

16: 16 Todos los días Dalila seguía insistiendo con la misma pregunta, y tanto se hartó Sansón que se quería morir.

17 Finalmente, Sansón le confesó a Dalila su secreto.

20 Sansón despertó pensando que iba a librarse como antes, pero no sabía que Dios ya lo había abandonado.

21 Los filisteos lo sujetaron y le sacaron los ojos.

Una relación que empieza mal, termina mal, te aleja de Dios, y te hace daño.

4. ISAAC Y REBECA: UN AMOR REAL

Antes de entrar a otro modelo bíblico positivo me gustaría que conozcamos la teoría triangular del amor de Robert Stemberg, que se basa en 3 componentes:

  • INTIMIDAD
    • Conexión y el vínculo entre la pareja
    • Comunicación, respecto y bienestar
  • PASIÓN
    • Atracción sexual
    • Excitación emocional /experiencias
  • COMPROMISO
    • Deseo de mantener la unión
    • Compartir un proyecto de vida

 

Ahora sí vamos de lleno con una historia muy positiva como la de Isaac y Rebeca, en Génesis 24. Vemos en este relato 2 principios claves para la elección de la pareja:

  • Fe en común [ 24: 3-4 …no casarás a mi hijo… con ninguna mujer de Canaán.]
  • Actitud y vocación de servicio [14 permite que la muchacha a quien le pida… no sólo me dé agua a mí… Así sabré…]
  • Obediencia el Señor [14  … que ella es la mujer que has elegido para Isaac, quien siempre te obedece en todo»]

Isaac tenía claro su propósito, que era el mismo que había recibido su padre, de que Dios los usaría para una nueva nación, Isaac era obediente a lo que Dios le ordenaba. Con fe, intercesión en oracion y en obediencia se escoge bien.

Si no comparte la misma fe en Jesús mejor ni lo intentes.

Escoge familiares, amigos y mentores que te apoyen en un proceso tan importante y complejo como es una pareja para toda la vida, tú escoges esos consejeros.

Si es de Dios, lo reconoce la familia, los amigos y la iglesia. Ser parte de la Iglesia también es compartir tu vida sentimental con esa Comunidad de fe siempre que estés dispuesto a vivir bajo la ética cristiana qué enseña Jesús.

Yugo desigual

Un asunto muy distorsionado dentro de la Iglesia es el concepto del yugo desigual. muchos han crecido presuponiendo que cuando la Biblia dice que no se unan en yugo desigual con los incrédulos se está refiriendo a la relación sentimental entre un evangélico y un católico, y eso no es preciso. El concepto del yugo desigual no se refiere a la religión de procedencia de cada persona, sino se refiere al origen de la fe personal que cada uno ha decidido tener. Debe responder a preguntas como: ¿Has nacido de nuevo, te has arrepentido? ¿o pecar es normal para ti?

Incluso con el tiempo no solo se refiere a la fe sino también al propósito de vida en Dios que cada persona ha asumido en su propia vida. Algo claro de parte de Dios. ¿Tienes propósito en tu vida para unirte a alguien?

4.TESTIMONIO PERSONAL: ABY Y CARLOS 

Nuestra historia de amor como cualquier otra es bien particular, pues aún a pesar de estar ambos sirviendo al Señor cada uno trae su propia historia personal de decepciones amorosas y ciertos fracasos.

Nos conocimos en abril del 2018, luego fuimos sirviendo juntos en el ministerio, nos hicimos amigos, y con el paso de tiempo surgió una amistad especial, pero que nunca cruzó la línea de una amistad por el respecto que ambos nos teníamos el uno al otro, y porque ella se encontraba en una relación. Solo cuando ella estuvo nuevamente libre, con los sentimientos más claros, y una convicción definida de parte de Dios, es que me atreví a decirle para salir y mostrarle lo que había en mi corazón, esperando por fe que ella dijera lo mismo. Eso fue en diciembre del 2019. Y luego de unos meses de orar, y que nos apoyaran en oración, decidimos empezar nuestra relación en marzo del 2020, previo a la pandemia.

Fue un proceso difícil, pero logramos en el Señor sobrellevar la relación a distancia por 4 meses, y en ese año nos comprometimos, y al año siguiente, el 3 de julio del 2021 nos casamos delante de Dios, nuestra familia y amigos. Fue un día de gran bendición, y una de las mejores vacaciones que hemos disfrutado con Aby.

 

Conclusión

Finalmente, para evitar relaciones fatales debemos reemplazar esos síntomas de los que hablamos enfocándonos en Jesús, y lo que él representa para nosotros. Es evidente que las decisiones impulsivas basadas en la atracción física, la falta de transparencia y las dinámicas tóxicas llevan al dolor, nublarnos y alejarnos de Dios.

Sin embargo, al seguir los principios de amistad, fe compartida y servicio mutuo, como vimos en la historia de Isaac y Rebeca, podemos construir relaciones sólidas y significativas que honren a Dios.

Nuestro testimonio personal nos recuerda que la búsqueda de la voluntad de Dios y la confianza en Su guía pueden llevarnos a una relación llena de propósito y bendición.

Por lo tanto, te invito reflexionar sobre sus propias relaciones y dejar que Dios audite tu corazón, mente y las decisiones que estás tomando.

¿Dejarás que Dios “guíe” tu relación, actual o futura?

Carlos Mesones y Abby Arrué son pareja pastoral de jóvenes en la IAC y M de Monterrico

Amistad y enamoramiento

Por: Nick Davies

¿Dónde está la línea entre amigos y enamorados? ¿Cómo sabes si ya son ‘amigos con compromiso’?

Establezcamos los datos sencillos sobre la diferencia entre nosotros y los tiempos bíblicos. En aquel entonces:

  • El enamoramiento no existía.
  • Las amistades entre géneros fuera de la familia eran raras.
  • Las que existían eran «amistades de reciprocidad» – patrones y clientes.

Sin embargo, actualmente vivimos en una cultura muy diferente, con nuestra educación de masas, mayor movimiento social, redes sociales más amplias y diferente ritmo de relaciones románticas. La diferencia entre una o dos generaciones es bastante grande, por no hablar de hace 2000 años. Debemos tener cuidado con cómo aplicamos fielmente la Biblia a nuestros tiempos cuando pensamos en la amistad y el enamoramiento.

Empecemos por ver cómo Jesús define la amistad como amor mutuo sacrificial, y luego pensaremos en lo que esto significa para el enamoramiento.

 

El ADN de todas las relaciones cristianas: amigos de Jesús y entre sí.

En Juan 15, poco antes de la cruz, Jesús llama por fin amigos a sus discípulos.* Tómate un momento para leer estos tres versículos:

12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

La amistad en este sentido cristiano es algo más que la comprensión normal de una mera historia compartida, experiencias e intereses comunes. Es amor sacrificial, modelado por Jesús dando su vida por sus discípulos. Saber esto los clasifica en una categoría diferente: de siervos a amigos (v. 15). Ahora están en el círculo íntimo, saben de qué se ocupan el Padre y el Hijo.

Esto era bastante contracultural en dos frentes. Es el lenguaje de la familia redirigido para referirse a personas que no son familia. Además, esto es muy diferente a las «amistades de reciprocidad» de patronos y clientes. Sus discípulos, y nosotros, debemos seguir su ritmo de amistad, de amor sacrificado a los demás. Lo deja claro en los dos versículos siguientes:

16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. 17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.

La relación básica entre todos los cristianos es esta amistad mutuamente sacrificial, basada en el maravilloso acto de gracia de Jesús declarándonos sus amigos, muriendo por nosotros. Entre ancianos y jóvenes, líderes y laicos, hombres y mujeres, la forma predeterminada de relacionarse es como amigos en la forma en que Jesús describe allí en el versículo 13. Cualquiera que sea la función de la reunión eclesial -un culto, una reunión de jóvenes, de jóvenes adultos, de hombres y mujeres-, todas ellas son, ante todo, reuniones de amigos que se aman mutuamente. Este fuerte vínculo horizontal es el ADN de todas las relaciones cristianas. Si se me permite ser un poco provocador, cuando se piensa en ello, la amistad es más importante que el matrimonio porque es nuestra amistad juntos lo que continuará en la eternidad, no los matrimonios (Mateo 22:30).

 

Amistad y enamoramiento

¿Qué tiene que ver esta plática sobre la amistad con el enamoramiento? Como soltero o soltera, cuando pienses en los otros solteros y solteras de tu iglesia, tienes que pensar en ellos como tus amigos que se sirven mutuamente con sacrificio, como Jesús. Así es como toda la iglesia debería relacionarse entre sí todo el tiempo.

Desafortunadamente, algunos cristianos están atrapados en la misma mentalidad que el mundo sexualizado en el que vivimos. Al igual que el mundo, se ven a sí mismos principalmente como objetos sexuales, pero desde el punto de vista cristiano como tentaciones o amenazas para el matrimonio. Es la misma cosificación sexual de la sociedad, sólo que con un gran «no» en lugar de un gran «sí», dejando a Jesús fuera de juego. Estos cristianos y la sociedad son solo dos planetas orbitando el mismo sol enfocado en el sexo.

Y así, sin esta mentalidad de relacionarse unos con otros como amigos, como quiere Jesús, todas las relaciones entre hombres y mujeres solteros se centran en el matrimonio, viéndose unos a otros como potenciales parejas sexuales monógamas, o tentaciones sexuales. Entonces:

  • Los consejos cristianos sobre las relaciones se reducen a una plétora de guías legalistas de lo que se debe y no se debe hacer, de normas que advierten a los hombres y mujeres cristianos sobre cómo no deben relacionarse entre sí, o bajo qué límites casi farisaicos pueden hacerlo, todo ello etiquetado como «sabiduría bíblica».
  • Los ministerios juveniles se convierten en mercados de carne, que separan a los cristianos solteros del resto de la iglesia hasta que se casan (¡como si el matrimonio resolviera todos los problemas!)
  • A los hombres casados se les anima a temer a otras mujeres como tentaciones, y a sus esposas se les enseña a ver a sus hermanas en Cristo como amenazas. (Por alguna razón, siempre son las mujeres las que parecen ser el problema. Qué extraño…)

En lugar de las profundas amistades contraculturales de fraternidad sacrificial de la familia de Cristo, nos vemos reducidos a una anémica red de ligeras conexiones entre hombres y mujeres centradas en prepararse para el sexo, o en evitarlo.

No es de extrañar que, desde este punto de partida, los consejos cristianos sobre el enamoramiento, aunque bienintencionados, coqueteen todos demasiado cerca del legalismo. Por el contrario, debemos partir de lo que Jesús dice de nosotros, y de cómo quiere que nos relacionemos unos con otros. Como amigos suyos a los que Él ama sacrificadamente, juntos, hombres y mujeres, somos amigos que se aman sacrificadamente unos a otros. Este es el ambiente de gracia en el que nos enamoramos.

Al vivir así, habrá brotes de emoción, preguntas del tipo «¿le gusto?» o «me gusta más de lo que pensaba». ¡Genial! Son los buenos deseos de intimidad y sexo que Dios nos ha dado. Pero como nos vemos como amigos en la forma en que Jesús habla de ello, por lo tanto no seguimos ciegamente tales emociones, sino que hablamos con nuestros amigos más sabios (familia o amigos cristianos) para ayudar a equilibrar los químicos locos que impulsan nuestros deseos. Interrogamos nuestros motivos que pueden llevarnos a ver al otro principalmente como un objeto sexual.

No hay reglas de oro, ni marcadores claros, ni indicadores fáciles para saber cuál es la línea que separa a los amigos de los amigos con compromiso, porque la atención no se centra en el proceso, sino en las relaciones que buscan servir a los demás como Cristo se entregó por nosotros, y ellos por nosotros.

El paso de esto a una relación romántica es complicado y sólo se ve claro en retrospectiva. Esa es la naturaleza de las relaciones. Bajo la gracia, con el poder del Espíritu, no hay reglas farisaicas. Sólo hay sabiduría guiada por el Espíritu, centrada en la relación que Jesús nos ha dado con el sexo opuesto: la familia fraterna.

En este Día de los Enamorados, recuerda que Jesús te llama su amigo, por el que dio la vida, para hacerte parte de una familia de amigos, cada uno sacrificándose como Él. Esa mujer que te gusta, ese hombre que te gusta, es tu amigo, una relación profunda que sólo existe gracias a Jesús. No pienses como el mundo, viéndolo a él o a ella como un objeto o una meta para el placer, más bien sigue una mentalidad diferente. Es la mentalidad de un amigo de Cristo, la mentalidad de ver a los otros amigos de Cristo como oportunidad de servir en vez de pareja o tentación potencial. Es la mentalidad de amar como amigos en Cristo, sin temor, que es la base para cualquier dirección romántica que puede suceder.

 

 

 

 

*Estoy en deuda hacia el hermano Andrew Bunt y su artículo Jesus on Friendship por el recordatorio de Juan 15 y el tema de amistad. Recomiendo la lectura con Google Translate https://www.livingout.org/resources/articles/113/jesus-on-friendship

Nicolas Davies es misionero de CMS Australia en Perú.