Edificación de la Iglesia

Alentar a otros por la Palabra

Continuando la conversación sobre la formación bíblica, hablamos de su uso para animar a los hermanos.

 En mi Biblia, y creo que en las de muchos, hay una lista de versículos para varios problemas y dificultades que enfrentamos. Como una concordancia de pasajes pastorales. ‘Si esta triste, lea Juan 16:33’, por ejemplo. Si me permite una pregunta capciosa, esto es suficiente, ¿no? ¿Qué puede contribuir más la formación bíblica al tema de alentar a los otros?

Pues, ¡nunca quisiera negar la utilidad de estas listas! En los momentos difíciles de la vida poder encontrar un pasaje para fortalecernos es una bendición, como una venda en el momento de una herida.

Pero como pastores y líderes sabemos que la variedad de problemas y dificultades que enfrentan la gente son múltiples, ¿no? Entonces esperamos que nuestra gente tenga sus raíces profundamente en lo que Dios nos ha revelado en las Escrituras para que aguanten las tormentas, no que sigan colocándose solo vendas, momificados con versículos individuales. Como dice el salmista en 119:28, “Se deshace mi alma de ansiedad; Susténtame según tu palabra.”

Sabemos que la Biblia habla del rango completo de la experiencia humana en todos sus altibajos, y si vamos a aplicar estas riquezas para animar y fortalecer a nuestra gente, necesitamos estudiarlo. Cada libro de la Biblia tiene una contribución a la obra de alentar si tenemos la paciencia y el cuidado. Como observó el Dr. Dominick Hernández, el director del programa hispánico de Southern Baptist Theological Seminary, “La importancia de Romanos y Gálatas es completamente igual a la de Levítico y Números. Estudiar y aplicar toda la Palabra de Dios nos hace poner en práctica lo que decimos creer acerca de la autoridad bíblica.”

Entonces un ejemplo sería que podemos usar las historias de las mujeres infértiles en la Biblia, como Ana, como un recurso para nuestras hermanas que enfrentan este mismo desafío, ¿no?

Esto tiene su papel. Pero con estas riquezas pastorales que la Biblia nos da, viene también la responsabilidad de no imponer en nuestra gente una carga ilícita.

¿“Una carga ilícita”? ¿En que sentido?

La carga del legalismo, especialmente a los que están pasando por desafíos. En este ejemplo de imitar a Ana nos arriesgamos al aconsejar a una persona que su respuesta a las dificultades sea depender de sus propios esfuerzos en vez de mirar a Jesús. Es decir, si no tenemos cuidado, podemos decir a una pareja quien ha intentado tener hijos sin éxito por muchos años que necesitan ser más como Ana, mostrando más dedicación en la oración. En otras palabras, les damos como una fórmula: “Ana hizo esto, entonces ustedes también.”

Pero, vemos en la canción de alegría de Ana en 1 Samuel 2 que Ana sabía que su embarazo no fue para ella, sino para Israel, un hecho enfatizado en la última frase del versículo 11. En el contexto, aquel hijo – dado en el tiempo de apostasía de aquella época – iba a hacer volver a Israel al Señor. Obviamente, Jesús es el cumplimiento al embarazo de Ana, no nosotros. El Espíritu no quiere que usemos las Escrituras para animar la confianza en nuestros propios esfuerzos y dedicación, sino en Cristo.  La carga ilícita es alentar a la gente con un legalismo de buenas intenciones, en vez de recordarles quienes son en Cristo y las bendiciones que hemos recibido por él.

Para hacer esto necesitamos estudiar toda la Biblia, invirtiendo tiempo en la interpretación que resalta a Jesús primero. Y con esta conexión con Cristo y la gracia establecida, podemos reflexionar en el carácter de Dios, visto también en Jesús, con respecto a la tristeza y la frustración de la infertilidad. También podemos reflexionar en la naturaleza humana a la luz de la mancha del pecado y de la encarnación que afirma nuestra naturaleza. Además, podemos aconsejar sobre la infertilidad sobre la base de la gracia que tenemos en la cruz, y la esperanza de la nueva creación.

Si puedo resumir todo esto, quiere decir que la formación bíblica le da a un pastor herramientas mas amplias para animar su gente en dificultades.

“Más amplias” en el sentido, primero, de ser herramientas Cristocéntricas  basadas en la gracia, no las obras.  Y segundo, en el sentido de que el uso Cristocéntrico abre más de la Biblia a las situaciones pastorales. El libro de Rut no es solo para mujeres, sino para varones también. Las historias de Saulo son tanto para mujeres como para varones.

Y hasta este punto hemos hablado sobre la formación bíblica para alentar en una forma reactiva. Pero no queremos olvidar su papel preventivo también. Si predicamos sistemáticamente por todas partes de la Biblia, con un ojo abierto a las riquezas pastorales que hay, podemos armar nuestra gente con un banco de conocimiento bíblico al que podemos referir para animarlos en sus momentos de dificultad. Les podemos decir “¿Se acuerdan lo que vimos en la historia de Ana?”

No sé usted, pero mi impresión del salmo 119 es que el sustento de la Palabra de Dios que pidió el salmista no es nada ligero. ¡Sustentar es comida que llena para continuar, de todos modos! Y si puedo continuar esta metáfora, para preparar esta comida sustanciosa para alentar, hay que preparar con los estudios cuidadosos de la Biblia.

En el próximo mes, vamos a explorar el rol del estudio bíblico en la formación de los líderes futuros de la iglesia.

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